martes, noviembre 23

Complejos, complejitos, entre otros...

Realmente, a medida que pasan los días, cada vez más odio ser yo y me gusta menos ser yo. Desde muy pequeña me planteo la idea (llámese delirio, como siempre) de hacer como en, por ejemplo, “Freaky Friday” donde la madre y la hija intercambian personalidades, la vida, el alma, o como quieran llamarle.

Solamente por un día, me encantaría ser otra u otras personas, cualquiera pero menos yo. Ustedes pensarán “Oh, pobre muchacha, cuantos complejos tendrá como para que se odie tanto…”. Sí, bueno, puede ser que tenga muchos complejos con mi yo físico y mental pero todavía es una razón desconocida, hasta para mí, esto del “por qué me gustaría ser cualquier otra persona menos yo”.

Resulta que yo odio la rutina: me aburre, me enferma, me destruye (si lo quieren exagerar). Y mi teoría sigue manteniendo que fue todo culpa, inicialmente, del conchudísimo de Walt Disney, que me alimentó de todas las películas con, ahora me doy cuenta, mensajes subliminales, que terminaban con el príncipe besando a la princesa, casándose, felices y no-comiendo perdices (nunca vi a ninguno comer perdices al final, vale aclarar). Entonces, vos en tu cabecita inocente y blanca te van grabando un casette que te hace entender que vos, seguramente cuando tengas pelos dónde no te imaginás que vayas a tener, vas a terminar igual a la perfecta princesa. Ja, claro, porque yo también soy mitad pescado-mitad humana y al lado de mi casa vive una que se hace llamar ‘Hada Madrina’ y por 5pe te hace el favor. ¡Ojo! Con esto no estoy diciendo que no vean pelis de Disney ni de otra clase, no, en absoluto. Yo amo el cine, en serio, sólo que son decepciones que mucha gente tiene en algún punto de su vida porque, tristemente, te das cuenta que es una terrible mentira.

Okey, me fui por las ramas como siempre. Volvamos a lo de que odio ser yo. Sino también como plan B de lo que estoy planteando, me gustaría eliminar todo lo que me caracteriza y “recrearme”, no sé si se entiende la idea… Es decir, elegir como yo quiero ser según las necesidades, ideales y esas cosas. Sí, bastante flashero como de costumbre, como lo que quiero hacer con los recuerdos, borrarlos como Eternal Sunshine of the Spotless Mind”, pero ése ya es otro tema que abarcaremos en otro momento.

Sepan disculpar mi malísimo intento de “texto”, conclusión o lo que poronga sea y las pocas ganas de vivir. Es que ayer me acosté a las 5 am, no dormí siesta y chivé andando en bici tratando de no matarme. That’s all.

Ah, no, mi hermano quiere que hable de él en este supuesto texto donde yo le pedí que por favor no me moleste, no grite, no haga ruido y no respire, si es necesario. Ya está, fin.

Sophie S.

martes, noviembre 16

Preguntas existenciales vs. Jason

Desde los 8 años que empecé a ver toda la saga de Martes 13 + Jason X + Freddy vs. Jason + Viernes 13, me di cuenta que siempre surgen las mismas preguntas. Y, obviamente, yo saqué mis propias conclusiones (o llámese delirios).

Por qué será que en todas las películas de Martes 13 y sus derivados:

1- Siempre empieza con una bandita de adoelscentes con las hormonas revolucionadas, que se van al medio de la nada dónde (casualidad) nadie puede escucharlos

2- Siempre alguna termina en tetas o desnuda nadando en el lago más cercano (y que generalmente matan primero por gila exhibicionista)

3- Siempre hay excesos, sea tanto sexo, alcohol y/o marihuana

4- El puto de Jason siempre revive al final


Ahora, mi cabecita loca pensó que quizás es como una especie de amenaza hacia los adolescentes norteamericanos: Es como que Jason representa a la vida en general, o las consecuencias mejor dicho. Entonces, te dice: "Okey, ¿vos vivis de joda, cojiendo, drogandote, en bolas y de eso querés vivir? ¡Tomá, puto!"
No sé si me hago entender... Pero probablemente los yankees pubertos seguirán en bolas cojiendose drogados.

Y Jason not dead, porque no sé, es Jason y pretender hacer 50 películas más con él. Ya firmaron el contrato... Espero que no, realmente.


Sophie S.

lunes, noviembre 1

Soñadora

Una hermosa figura se proyecta bajo el sol de la mañana; ella estaba en posición fetal, somnolienta, perdiendo toda su fe. Esa figura que parecía ser un príncipe con un caballo blanco, le estrecha la mano con una cálida sonrisa como seduciéndola. Ella lo acepta y la ayuda a salir del pozo donde estaba. Él se presenta, le hace una pequeña reverencia, y ella sonríe encantada. ¿Cuánto tiempo había esperado que alguien la viera y la rescatara de ese frío y solitario pozo? Este príncipe la toma fuerte de la mano, pero ella se suelta y se aleja, le explica que en tanto tiempo abandonada, no había podido lavar sus manos y que así no era digna de sostener su mano, ya que no quería estropear su bella vestimenta. Entonces él, sostuvo su mirada en los tristes ojos de ella, agarró nuevamente su mano y le dijo: "No insistas, no te soltaré". La muchacha sonrió dulcemente y le cayó una sutil lágrima. El caballero sacó un pañuelo blanco, la secó y limpió sus manos con el agua de un arroyo. Así, juntos recorrieron el mundo de la mano, días y noches enteros. Ella no podía creer que realmente esté pasando, que su sueño añorado por fin se haga realidad. Él le promete el mundo, el cielo con sus nubes y estrellas, hasta el sol y la luna, le expresa que nunca se sintió tan bien acompañado y ella no podía borrar la gran sonrisa de su rostro. Eran felices, estaban enamorados.
Un bello día de verano, van a un jardín de fantasias, donde el arcoiris iluminaba sus caras. Se recuestan sobre el pasto verde, mirando al cielo y jugando con las nubes. De repente, se hace un silencio, sólo las aves se escuchaban cantando. El príncipe la toma, la mira fijo, y le dice de una manera dulcemente suave: "Eres especial, ¿nunca te lo han dicho?". A ella se le nublan los ojos de lágrimas, pero se contiene, suspira y le responde con toda su fuerza para que algún sonido salga de su boca: "No, es que nunca nadie me ha visto en ese pozo". Él desvía la mirada con una sonrisa sutilmente divertida, casi pícara, y le dice: "Es una pena que una niña como tú haya estado tanto tiempo sola y escondida" y sella esa frase con un tierno beso. Ella calla, pero repentinamente todo se oscurece y se vuelve frío. Las mismas sensaciones de un nudo en la garganta y la presión en su pecho que tuvo cuando cayó al pozo habían regresado. Cierra los ojos fuertemente, tratando de escapar. Pero cuando los abre, se choca con su triste realidad: La muchacha aún seguía hundida, húmeda, sucia, en arapos, en el oscuro y frío pozo donde nadie podía verla...

Sophie S.